domingo, 22 de enero de 2012

El kirchnerismo ratificó el modelo de minería que trazó Menem Le dio luz verde a los megaproyectos que impulsan la extracción a cielo abierto.

GONZALO SÁNCHEZ CLARIN 22/01/12

La minería es una actividad antigua y humana como tantas otras. La sal, la roca caliza para cemento, la arena, el ripio para construcción y muchos otros minerales provienen de ella y su extracción no genera necesariamente una degradación del medio ambiente. Es importante saber esto para comprender porqué es falso ese mito extendido que dice que aquellos que protestan al pie de los cerros son fundamentalistas que se oponen al progreso . Los manifestantes del Famatina no rechazan la minería en general, sino un modelo de extracción que comenzó a aplicarse en la Argentina durante el menemismo y que fue ratificado por todos los gobiernos que lo sucedieron : se trata de la minería metalífera a gran escala, con voladuras de montaña a cielo abierto, que utiliza sustancias nocivas para el agua y la vida humana.
Hoy es en La Rioja pero mañana puede darse en cualquier otro lugar. La provincia de Río Negro aprobó en diciembre una de ley de hidrocarburos que le dice sí al uso de cianuro y que no mide consecuencias ambientales. Muchas otras estudian la sanción de normas parecidas. Pero los acontecimientos guardan coherencia con la historia reciente.
En 2004, en plena disparada del precio de los metales, Néstor Kirchner promulgó el decreto 753/04 , que permitió a las compañías liquidar la totalidad de sus divisas en el exterior . Es cierto que esa medida fue modificada por Cristina en octubre pasado (no para frenar a la minería, sino para hacer frente a la caída de reservas), pero en ese momento fue la confirmación del régimen que en los años ’90 fijó las pautas del negocio extractivo a nivel nacional.
Kirchner, y posteriormente Cristina, también sostuvo a Jorge Mayoral como titular de la secretaría de Minería de la Nación, un sanjuanino de excelente diálogo con los gigantes de la industria , que había llegado al organismo de la mano de Eduardo Duhalde. Mayoral profundizó el modelo. Sólo entre 2003 y 2009, los proyectos mineros crecieron un 907% , a pesar de las denuncias y protestas que casi todos los emprendimientos enfrentaron por contaminación ambiental. Para sostener ese crecimiento, el Gobierno custodió con celo la presidencia de la Comisión de Minería de la Cámara de Diputados, hoy a manos del diputado sanjuanino del FPV, Héctor Tomas. Esto resulta clave porque operó como dique de contención de casi todos los proyectos de diferentes legisladores (Bonasso, Solanas, Reyes) que se propusieron modificar el andamiaje legal de la industria minera en el país.
En los años de Néstor Kirchner se construyó Veladero , el mega yacimiento de oro de la Barrick en San Juan, y se abrieron minas en Santa Cruz, Chubut y Jujuy, entre otros. Para las denuncias por impacto ambiental, la respuesta oficial fue siempre liviana: que el daño no es nada, comparado con la inyección económica y las fuentes de trabajo que se abren en cada región. Pero está probado que San Juan mantiene los mismos niveles de indigencia de los últimos años, a pesar de la Barrick, y que Catamarca los ha profundizado, a pesar de Bajo La Alumbrera.
El caso más emblemático, sin embargo, sigue siendo el veto a la ley de glaciares en 2008 , una iniciativa ejecutada por Cristina, según varias denuncias e investigaciones periodísticas, para complacer un pedido expreso de la Barrick, que veía amenazado su proyecto binacional de extracción de oro a cielo abierto: Pascua Lama. La Ley, finalmente sostenida y sancionada por la presión social, se encuentra vigente en todo el país, menos en San Juan, donde sigue frenada por las medidas cautelares que presentaron el gobierno provincial y la compañía canadiense. El caso reposa en la Corte Suprema, a la espera de un fallo que defina el asunto de una vez.

miércoles, 11 de enero de 2012

La futura energía argentina llegará desde la roca y la arena

13/11/2011
Los enormes hallazgos de petróleo y gas “no tradicionales” en el país se han convertido en nuevo imán para las petroleras
PorCARLOS BOYADJIÁN ESPECIAL PARA CLARÍN

De acá a cinco años, la Argentina puede comenzar a revertir el déficit que hoy tiene el sector energético a partir de la caída de las reservas de gas y petróleo desde 2004 a la fecha. La apuesta es desarrollar los recursos probables de shale gas ytight sand gas (gas de esquistos y de arenas compactas) así como el shale oil(petróleo en roca madre) que la Argentina tendría en gigantescas cantidades.
Pero para que eso ocurra, los analistas consideran que deben cumplirse algunas condiciones. Por ejemplo, tener precios que incentiven la exploración y hagan rentable la producción, contar con reglas de juego claras y mantenerlas estables en el tiempo. Además, es necesario mejorar la logística y desarrollar una cadena de proveedores adecuada.
La buena noticia es que a diferencia del pasado, hoy existe –en el mundo y en el país– la tecnología que permite la extracción de gas y petróleo entrampados en las rocas y que aún no filtró a los yacimientos, lo que requiere de tecnologías no convencionales (perforación horizontal y fractura hidráulica) para extraerlos. Pero se trata de una tecnología más costosa y que demanda fuertes inversiones en equipos y operaciones.
Un informe de la Administración de Información Energética del Departamento de Energía de Estados Unidos sobre las perspectivas mundiales del shale gas , asegura que nuestro país tendría “recursos técnicamente recuperables” por 774 TCF (billones de pies cúbicos). Esto coloca a la Argentina como el tercer país del mundo con mayor dotación de shale gas , con un 11% del total estimado a nivel global, detrás de China y Estados Unidos. Y más de la mitad de esa disponibilidad estaría en la Cuenca Neuquina, la nueva meca del sector hidrocarburífero en el país.
Para tener una medida de lo que esto significa, basta recordar que el yacimiento gasífero de Loma La Lata (Neuquén) tenía, al descubrirse, reservas por 10 TCF, un volumen que cambió radicalmente la matriz energética nacional en las últimas dos décadas. Hoy se calcula que las reservas totales de gas natural del país llegan a 13,4 TCF. El potencial es enorme, pero hay que confirmar las estimaciones preliminares.
Imán de inversiones Las expectativas respecto del potencial del shale gas y, en menor medida, el shale oi l son tales que desde hace dos años hay inversiones volcadas a la exploración de estos combustibles, que ya superan los US$ 1.200 millones. Durante la exposición Oil & Gas 2011 en octubre pasado, el director de Exploración y Producción de YPF, Tomás García Blanco, señaló que “desde el punto de vista del largo plazo, los activos en Argentina parecen garantizar el autoabastecimiento a partir de los recursos no convencionales”.
A menos de un mes de esas palabras, YPF anunció el 7 de noviembre el hallazgo de un megayacimiento de petróleo y gas no convencional, con recursos probables por 927 millones de barriles equivalentes de petróleo, una magnitud que casi duplica los recursos totales de la compañía en el país.
La firma fue la primera en anunciar en diciembre pasado que había encontrado un reservorio de shale gas en la formación Vaca Muerta (Cuenca Neuquina) con reservas probables por 4,5 TCF y en abril anunció el descubrimiento de shale oil en la misma cuenca, equivalente al 35% de sus reservas de crudo. Además de YPF también están explorando la canadiense Apache Energy, Pan American Energy, Exxon Mobil y Total.
Respecto de alcanzar el autoabastecimiento, el ex secretario de Energía Daniel Montamat cree que “se han sobreactuado las expectativas, esto puede ser en cinco años o más, haciendo bien las cosas”. Para Montamat, la clave es el precio que se pague por el gas no convencional.
El gobierno ha comprometido un precio por el gas no convencional similar al del programa Gas Plus (hoy estimado en US$5 el millón de Btu) pero un tema importante es que las empresas deben buscar la demanda (el comprador). Así, YPF hizo un acuerdo con Vale do Rio Doce para abastecer a la mina de potasio que tiene sobre el río Colorado, en tanto que Apache acordó venderle el gas a Cammesa.
“Buscar shale gas es una estrategia de largo plazo, que todavía moviliza más expectativas que inversiones”, sostiene Montamat. Pero aclara: “Esto no impide que empresas internacionales quieran tener un asiento en el país porque empiezan a ver el potencial que tiene y quieren estar posicionados”.
El ex secretario de Energía Jorge Lapeña dice ser “cautamente optimista”, porque “potencialmente el mapa energético del país puede cambiar, pero todavía hay que pasar de hablar de recursos potenciales a tener reservas probadas”.
Una vez confirmadas las reservas, se necesita hacer los estudios de factibilidad técnica, económica y ambiental, para evaluar si es comercialmente explotable. “Todavía estamos lejos de eso. ¿Cuán lejos? No antes de cinco años”, pronostica Lapeña. Y destaca que en Estados Unidos, donde el shale y tight gas ya explica un 23% de las producción gasífera, la mayor oferta de combustible hizo caer fuertemente el precio del gas natural.
Por su parte, Roberto Brandt, consultor en temas energéticos, sostiene que “las perspectivas del shale gas son promisorias en Argentina, y sería una opción estratégica para revertir el déficit energético”. Pero dice que “a nivel mundial uno de los grandes desafíos de esta tecnología es la cuestión ambiental porque requiere gran cantidad de agua y utiliza productos químicos”, apunta. Y agrega que “el mayor desafío es la logística en camiones, personal capacitado y disponer de cantidades de empresas proveedoras” de bienes y servicios.